EXPERIENCIA SOBRE MI PRIMER PERRO

Desde niño, siempre había querido tener la compañía de un perro, y no fue hasta mis 18 años que se hizo realidad mi anhelo. Un día de marzo, llegó a mi casa una perra blanca con ojos azul brillante, de pelaje muy abundante, pues es una mezcla de husky con malamute; le puse el nombre de Maya, como la película Rescate en la Antártida. Con su llegada mi vida y rutina cambiaron; al inicio casi no dormí, pues ella lloraba para que le saque, sin importar la hora; poco a poco le fui educando, y compartiendo tiempo entre juegos y enseñanzas; rápidamente me identificó como su líder, muy obediente a mis órdenes. Trato de sacarle siempre a pasear, le llevo al parque o al campo, donde corre, se revuelca y juega con los perros de mis primos. Cierto día fuimos a la Cascada del Pita, ella equipada con el arnés de exploradora, muy inquieta y curiosa avanzaba junto a mí por el camino de tierra, atravesando agua, lodo y piedras; fue sorprendente su valentía, cuando, sin ayuda, pero sí con cuidado, pasó un puente colgante de tablas, bastante peligroso. Ambos disfrutamos de esta aventura en medio de la naturaleza, pude ver lo feliz que estuvo y lo cansada que regresó, tanto así que durmió enseguida en una posición bastante peculiar boca arriba con sus patas traseras abiertas y las delanteras extendidas. Aunque Maya es una perra, siento que no solo es mi mascota, es mi amiga que me acompaña y me da alegría en los diferentes momentos de mi vida.




4 comentarios:

  1. Que lindo perro, la sensación de tener un animal es lo mejor del mundo

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  2. Una muy bonita historia sobre tu mascota y es muy particular el tema de sus patas.

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  3. Los perros son los seres más nobles, cambian tu vida sin duda.
    Esta hermosa tu perrita.

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